jueves, 11 de noviembre de 2010

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'Existe un lugar diferente, donde todos los días están llenos de sensaciones nuevas, donde los acentos se funden y se confunden, donde sus habitantes siempre aportan lo mejor, donde la moneda de cambio es una sonrisa y donde las noches están cargadas de canciones y estrellas....'

Es imposible de olvidar los días que pase en ese pueblo amurallado, mágico, con vosotros.

Fueron días tan especiales y únicos...

Aún recuerdo como todos llorábamos cuando nos íbamos, y es que nos hicimos como hermanos, tantas cosas vividas, tantos hechos que ahora son recuerdos únicos...

Aquellos retos que pasábamos en el bacón, uno de los últimos días escribimos nuestro nombre en la madera, a lo mejor ya esta borrado pero en mi corazón permanecerá siempre escrito...

Aquellas horas mágicas que pasábamos en el museo, mientras escuchaba la mejor versión del Viva la vida, a manos de Alba. El mal rato que pasamos todos con el robo, pero aún así permanecimos todos unidos, nuestras guerras por las duchas, nuestras tardes jugando al uno (con contraseñas de lo mas extrañas), el recorrido por el camino lleno de pinchos hasta las piraguas, nuestra noche en la acampada mientras escuchábamos Irrinchis y Manuel nos cantaba las canciones de Disney, la tertulia que formábamos cada vez que Ursula leía el correo (a más de uno se le escapaba una lagrimilla), el día de la boda, con la intervención de las brujas y nuestra súper actuación de acróbatas con caída incluida, el reparto de trabajos que siempre dejaba a algún grupo descontento, el burro Platero y el caballo Trotón, las colas que se formaban en la fuente de la casa de las conchas, la cara que se nos quedó a todos cuando una vez cruzada la aduana (encima los primeros) nos rompieron el papel de las firmas, nuestros retos para conseguir la carta con más valor, la vez que tuvimos que jugar a los barquitos y nos encontraron todas las piezas, la semi-final del mundial escuchada por la radio (aun recuerdo los gritos del gol en el comedor), la final con una supertele y nuestra celebración en la piscina aunque para mi fue momentánea (creo que era el único en toda España que junto con Taha y Julia estaba haciendo bicicleta nocturna en ese momento), el momentazo en las aguas naturales cuando una persona de lo más rara se nos puso a llorar, el trivial del cual resulte ser el asesino, cuando se me estalló el vaso en la mano y empecé a pensar si realmente existía el fantasma de Grandilla, cuando la Samawi y yo nos untábamos en fairy en las comidas, nuestras fotos en el castillo, las nosecuantas tiras de papel albal que tubimos que hacer en mantenimiento general, el momento tostador moderno, el despertanos con canciones de Pereza, las noches que pasábamos en la Discoteca de los Pecadores, el Granavisión, mi reparto de galletas con canela en la plaza, las veces que se me iba la cobertura en mitad de una llamada, los conjuntos de la selección de las barbies, los chistes de Zepo y de Manuel, el día del supermadrugón para recorrer “un viaje” de kilómetros, la canción de los trastores, los odiados bocadillos de queso, las disputas por el taller de cuero, las noches en que estábamos mejor vigilados que en Azcaban y no podíamos salir de las casas, las camas que acabaron con las patas rotas, las 1000000 veces seguidas que poniamos el “waka waka” en el bar, el poemas de los juglares, la despedida...

Y muchísimos mas momentos vividos a vuestro lado.

Cierto dia de un mes de un mes de julio, 73 corazones se encontraron en Granadilla, este pueblo abandonado.No se conocían mucho pues venían de pueblos lejanos; pero al cabo de unos día se convirtieron en hermanos pues juntos habían dormido y juntos habían soñado. Fuertes lazos se crearon entre todos los ciudadanos y algunos más especiales como los que hoy se irán de la mano.
Han reído, han llorado y guardan en su corazón momentos que jamás serán olvidados.
Dentro de la murralla buen ambiente se respiraba y en la casa del Museo las niñas cantaban.
En la casa de las conchas, todo el mundo se duchaba, por la noche a la casa roja, muchos pecadores entraban.
La gente se reía en la balconada cuando a la terraza los colchones se sacaban.
Tio Manolo era llamada la rasidencia de la esquina, pues allí vivían unas chicas muy divinas.
En la casa de los arcos las chicas eran muy buenas, conocidas como "Las puras"en la comarca entera.
El alcalde contaba chistes haciendo que a estancia allí no fuera nada triste.
Úrsula, su pregonera, leía cartas de todas las maneras.
Las horas de trabajo, no se hicieron muy pesadas pues juntos trabajaban con muchas ganas.
Por las noches no dormían porque querían fiesta, sin embargo, por el día siempre se echaban la siesta.
Un gran recuerdo se llevaron con la canción de los trastores, por tantas veces que la cantaron incluso en los comedores.
Y sin mas dilaciones y sin hablar de perdices, les deseamos a todos que sean felices.

NUNCA OS OLVIDARÉ PECADORES ♥



JOSÉ ANTONIO CASIANO

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